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Tu tiempo, ¡vale!

Jun 19, 2021 | Artículos inspiradores | 0 Comentarios

Emprender nunca fue tarea fácil, pero, ¡vale la pena!

Ni emprender es fácil, ni la gestión del emprendimiento lo es y la determinación de los verdaderos costos en los que se incurren a la hora de llevar a cabo una actividad es uno de los principales dilemas a los que se enfrentan los nuevos emprendedores. Siendo esta determinación del costo real un aspecto fundamental a la hora de calcular el precio de venta de nuestro producto o servicio y más aún al momento de computar nuestras ganancias o pérdidas.

Para la gran mayoría de los emprendedores se nos hace relativamente fácil estimar costos sobre la base de las materias primas e insumos utilizados para la producción, e incluso considerar dentro del mismo el trabajo de un tercero al que contratamos para llevar adelante la actividad. Pero, ¿qué hay del tiempo de trabajo empleado por el emprendedor?

La valoración del tiempo y el esfuerzo puesto por el emprendedor en su negocio debe contemplar una valoración monetaria más allá de la ganancia que pueda obtener por llevar adelante el mismo. Su incorporación al costo de producción permite acercar las estimaciones a valores reales más exactos, generando previsibilidad y mayor estabilidad al emprendimiento. Para comprender mejor este punto consideremos que, si la producción se expande, habrá parte del trabajo que actualmente estamos realizando nosotros mismos que necesariamente lo deberá realizar otra persona a la que deberemos de alguna forma recompensar económicamente, generando un costo de producción.

Ahora bien, ¿cómo estimamos el valor de nuestro tiempo de trabajo como emprendedores? Un buen concepto que nos brinda la economía para acercarnos a ese valor es el de “costo de oportunidad”. Este concepto está asociado al coste de elegir una alternativa ante otras, es decir a los ingresos o beneficios a los que dejo de acceder por tomar la decisión de optar por otra alternativa, considerando recursos limitados, especialmente de tiempo y dinero.

En este sentido, una buena práctica para estimar el valor del tiempo de trabajo como emprendedores es preguntarnos cuánto habríamos ganado si en lugar de trabajar por nuestra cuenta seríamos empleados de un negocio con la misma o similar actividad. Un ejemplo puede ayudarnos a comprender mejor este concepto: imagine que su emprendimiento se refiere a la fabricación de muebles, específicamente sillas, la pregunta que debe hacerse es ¿cuánto hubiera ganado (por mes, por día, por hora, por silla) si sería empleado de una carpintería que fabrique sillas similares?

Asignarle un valor monetario a ese “sueldo” que estamos buscando puede resultar una tarea no muy difícil, dado que cada actividad cuenta con Convenios Colectivos de Trabajo actualizados anualmente donde se determinan los salarios de los trabajadores de cada una de ellas. Esto es información que siempre está disponible en la web y sólo basta con encontrar el Convenio Colectivo de Trabajo más cercano a nuestra actividad y que se encuentre actualizado. Las sedes sindicales de cada actividad pueden ayudarte con esta tarea.

Una buena práctica es realizar el cálculo del valor de cada hora de trabajo a los fines de asignarle luego la proporción que le corresponda a cada producto de acuerdo con el tiempo de trabajo empleado en su producción.

Sabemos que, en la mayoría de los emprendedores, hay mucho más trabajo que el empleado en la producción (administración, ventas, marketing, otros) que no se estaría computando con esta propuesta, pero la misma resulta una aproximación al costo por mano de obra que debe considerarse como costo variable de producción. Si te animas, puedes sumarle a esto la estimación de un costo fijo mensual como compensación de todas estas otras actividades extras a la producción.

Un consejo importante, tu ganancia debería estar por fuera de estos costos. Es decir, tu verdadera utilidad se calcula de restarle a tus ingresos todos tus costos, incluido el valor asignado a tu trabajo.

 

NAHUEL GAILLARD

Emprendedor y Docente de Administración y Pymes en la Escuela de Escuela de Formación Profesional N° 123 “Nuestra Señora de Fátima”